La cueva de Altamira situada en Santillana del Mar (Cantabria), se trata del yacimiento prehistórico (18.000 años de antigüedad) más importante de España y uno de los más importantes del mundo junto con las cuevas de Lascaux y Chauvet al sur de Francia.
Descubierta en 1879 de forma casual por la hija pequeña del naturalista Marcelino Sanz de Sautuola, no fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO hasta 1985. Además, en 1924 fue declarada monumento nacional por decreto ley y se convirtió en uno de los lugares más visitados de España.
Marcelino Sanz de Sautuola
María Sanz de Sautuola
Altamira cuenta con más de 260 pinturas y grabados de arte rupestre a lo largo de 270 metros, sin embargo el conjunto más importante se sitúa en la Sala de los Polícromos, en el cual se pueden ver representaciones de jabalíes, bisontes, caballos y ciervos.
El Patronato de Altamira decidió el pasado 26 de marzo, tras una reunión en Santander, permitir visitas a la cueva de manera controlada y limitando el acceso a un máximo de cinco personas y dos guías a la semana después de Semana Santa, siempre y cuando no se aprecie que éstas puedan afectar a la cueva, en cuyo caso serían suspendidas de inmediato.
Científicos en la cueva
Sería pues, la primera vez que se permite al público visitar la cueva desde hace 12 años, ya que hasta ahora únicamente se había permitido el acceso a científicos.
La elección de las personas que disfrutarán de las pinturas rupestres se llevará a cabo por sorteo entre los visitantes del Museo de Altamira y podrán estar en la cueva durante 37 minutos. Para poder acceder a las pinturas los visitantes estarán obligados a llevar una iluminación especial y vestir mono, mascarilla, gorro y calzado desechable facilitado todo ello por el propio museo. Además, queda terminantemente prohibido tocar la roca y tomar imágenes.
Se trataría por tanto de la única cueva de estas características en Europa que estaría abierta al público.
Interior de la Galería Final
Estas visitas se permitirán ya que después de una serie de estudios llevados a cabo en los últimos años, se ha llegado a la conclusión que la presencia humana no es significativa para la conservación de la cueva, de hecho, según estas investigaciones el principal factor que afecta a la integridad de las pinturas es la filtración de aguada de lluvia y la condensación natural que se produce en la cueva, lo cual provocaría la perdida de pigmentación por lavado en la pinturas.
Para todos aquellos que no tengan el privilegio de visitar Altamira, en 2001 se inauguró una réplica de la cueva conocida como Nueva Altamira, la cual reproduce a tamaño natural en 620 metros cuadrados entre otras cosas la entrada y el interior de la Sala Polícromos. Aunque también existen otras tres reproducciones en el Museo de la Técnica de Munich (Alemania), en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el parque temático de Ise-Shima, en Japón.
Sala de Polícromos
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